Los Sacramentos (63): Nada que ver con consultar a los muertos

El Servicio Divino en ayuda para los difuntos ¿es un evento espiritista? ¡No, en absoluto! Cualquiera que afirme esto está contradiciendo la ciencia. Pues la ciencia ve exactamente lo contrario en el punto determinante.

La comunidad ha orado. Dos hombres están de pie en el altar. Reciben en silencio las hostias. Esto es el Servicio Divino en ayuda para los difuntos: estar al servicio de Dios.

Mesas que se mueven, péndulos que se balancean o una voz extática que habla en tonos extraños. Esto es espiritismo: invocar a los muertos y explorar el reino de los muertos.

“El espiritismo es la doctrina de la manifestación de los espíritus que se identifican por ciertos códigos o médiums y prueban su existencia ante los familiares vivos dejándoles mensajes, instrucciones, amenazas, que el médium interpreta”. Así lo define la Enciclopedia Real Teológica, la más completa entre las enciclopedias especializadas.

El espiritismo en el Antiguo Testamento

Ya en el Antiguo Testamento se encuentran ejemplos de este tipo de interrogatorio a los muertos. En el entorno pagano de Israel, el espiritismo formaba parte de la práctica religiosa. La historia de la adivina de Endor es bien conocida: a petición de Saúl, que estaba desesperado, invocó al profeta Samuel. Este, al final, solo apareció para anunciar que Dios había rechazado al rey.

Tal idolatría estaba prohibida al pueblo de Israel: “Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones”, dice Deuteronomio 18:9-11. La prohibición de Dios debía recaer sobre cualquiera que “practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos”.

El espiritismo en los tiempos modernos

El espiritismo moderno surgió en el siglo XIX como oposición declarada al materialismo de aquella época, que reducía todo el ser, incluido el espiritual, a la mera materia. El movimiento pretende demostrar la existencia del alma inmortal consultando a los difuntos. El más allá se convierte, por así decirlo, en un objeto de investigación.

La consulta tiene lugar en las llamadas sesiones de espiritismo, que son sesiones de grupo en salas oscuras. Las respuestas las proporciona el “médium”, una persona supuestamente dotada para ello, o signos como el movimiento de mesas y copas, ruidos de golpes o todo tipo de dispositivos en los que un objeto señala letras, números o símbolos.

Comparación de polos opuestos

Esto deja en claro en qué consisten los contrastes entre el espiritismo y nuestra doctrina sobre los difuntos:

  • El espiritismo quiere establecer contacto directo con los muertos por cualquier medio. Nuestra doctrina sobre los difuntos no habla de esfuerzo alguno por establecer contacto con ellos.
  • El espiritismo quiere comunicarse con los muertos mediante preguntas y respuestas. Nuestra doctrina sobre los difuntos ni siquiera pretende un intercambio con ellos.
  • El espiritismo quiere conocer el estado del alma y las condiciones del más allá. Nuestra doctrina sobre los difuntos deja al más allá en su inaccesibilidad.
  • En el espiritismo, las personas actúan por motivos egocéntricos de curiosidad. Según nuestra doctrina sobre los difuntos, las personas actúan al servicio de Dios y del prójimo.

Una única gran comunión

La doctrina nuevoapostólica sobre los difuntos debe distinguirse también del culto a los ancestros, que se encuentra sobre todo en África, pero también en partes de Asia y entre los pueblos indígenas de Asia. Los ancestros son personas fallecidas de las que desciende una persona, un grupo o un pueblo, definen su identidad y se les rinde culto.

También aquí se pueden encontrar muchos contrastes:

  • En el culto a los ancestros, estos son vistos como mediadores entre las personas y las deidades. En el cristianismo, el papel de mediador se asigna únicamente a Jesucristo.
  • En el culto a los ancestros, estos son considerados modelos de comportamiento para los vivos. En el cristianismo, el papel de modelo se asigna únicamente a Jesucristo.
  • En el culto a los ancestros, estos definen la identidad de los seres humanos. En el cristianismo, la nueva criatura en Cristo define la nueva identidad.

De cualquier modo, es cierto que nuestra doctrina de los difuntos deja en claro la voluntad salvífica universal de Dios, que abarca tanto a los vivos como a los muertos. La intercesión y la dispensación de los Sacramentos expresan la certeza de que los muertos y los vivos son una gran comunión de necesitados de salvación y que la Iglesia de Cristo es en sí misma una comunión de vivos y muertos.


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