El ministerio (19): Sobre la imagen como hombre y mujer

¿Hombres y mujeres en el ministerio? Esto es solo un fragmento de una cuestión mucho más amplia: ¿Cómo se entiende el ser humano a sí mismo y a su tarea en el mundo? La Biblia da la respuesta en el relato de la creación. Y dice: a imagen y semejanza de Dios.

La dignidad humana es el principio básico de la constitución de muchos estados y de la “Declaración Universal de los Derechos Humanos” de las Naciones Unidas: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”.

Para los cristianos, este principio de coexistencia está anclado teológicamente en el concepto de la imagen de Dios: “Como es Dios quien ha concedido al hombre tanto esencia física como espiritual, ambas son dignas de respeto”, así lo formula el Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica (Catecismo INA 3.3.2).

El fundamento bíblico de la doctrina de la imagen de Dios es el relato de la creación de Génesis 1:1-2:3.

Una y otra vez a imagen y semejanza

“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”. Este versículo (Génesis 1:27) constituye el enunciado central de la relación entre Dios y el ser humano y, al mismo tiempo, de la relación entre el hombre y la mujer.

La referencia a la imagen de Dios aparece una y otra vez. Por ejemplo, en las genealogías desde Adán hasta Noé: “El día en que creó Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo” (Génesis 5:1). O en el pacto de Dios con Noé: “Porque a imagen de Dios es hecho el hombre” (Génesis 9:6).

Cuando Dios se habló a sí mismo

El hecho de que la creación del ser humano fue algo muy especial ya queda evidente en el contexto narrativo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” (Génesis 1:26). Antes, Dios simplemente comenzó creando el día y la noche, el cielo y la tierra, las plantas y los animales con las palabras: “Sea/haya...”. Pero ahora el Trino se dirige primero a sí mismo: “Hagamos...”.

Y mientras que después de los actos anteriores de la creación Dios llega a la conclusión de “que era bueno”, tras la creación del hombre afirma: “Y he aquí que era bueno en gran manera” (Génesis 1:31).

El hombre en su papel especial

Al crear al ser humano a su imagen y semejanza, el Eterno establece también una relación irrevocable entre el ser humano y Él. Esta relación se pone de manifiesto en el curso posterior del relato de la creación.

El Creador se dirige a los seres humanos: “Y los bendijo Dios, y les dijo...” (Génesis 1:28). “Al escuchar que Dios se dirige a Él, el hombre se hace valer a sí mismo como persona”, dice el Catecismo (Catecismo INA 3.3.2). “En el ‘tú’ de Dios, el hombre llega a ser ‘yo’”.

Dios da al ser humano un encargo: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla” (Génesis 1:27). Lo que el Creador ha moldeado y ordenado, ahora los seres humanos deben moldearlo y mantenerlo en orden.

El Creador no hace distinción

Hasta ahora, todo va bien. Pero en la cuestión del “ministerio” todavía hay preguntas: ¿Tanto el hombre como la mujer están hechos a imagen de Dios? ¿Son de la misma naturaleza y la misma dignidad? ¿Son ambos responsables de la preservación de la creación? ¿Es voluntad del Creador que el hombre y la mujer tengan esferas de actividad diferentes?

Las respuestas son tres veces “sí” y una vez “no”. Porque Dios creó al hombre a su imagen y semejanza expresamente “como varón y hembra”. El ser humano creado a imagen de Dios incluye, por tanto, a ambos sexos desde el principio. La mujer y el hombre reflejan juntos la imagen de Dios.

Si los sexos son uno en la imagen de Dios, entonces también son de la misma naturaleza y la misma dignidad. Que también son igualmente responsables del orden de la creación lo demuestra el hecho de que Dios se dirige a ellos en plural y a ambos por igual: “Y los bendijo Dios, y les dijo...” (Génesis 1:28).

La misma naturaleza, la misma dignidad, la misma esfera de actividad: el relato de la creación de Génesis 1:1-2:3 da una respuesta clara a la cuestión de la ordenación de las mujeres. Sin embargo, en la Biblia hay un segundo relato de la creación. Y hay que mirarlo bien. Eso ocurrirá en el próximo episodio de esta serie.


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Andreas Rother
22.11.2022
ministerio, declaraciones doctrinales