“A cualquier parte donde nos llevaban nuestros pies”
La Iglesia Nueva Apostólica Canadá está de duelo por “un verdadero pionero”: el Apóstol e.d. Edward Deppner falleció a la edad de 78 años. Contribuyó de manera determinante en establecer la Iglesia en 24 países del mundo.
El Apóstol de Distrito Mark Woll describe la vida de Edward Deppner, cuyo deceso se produjo el lunes de la semana pasada, como el “peregrinaje de un misionero”. El Apóstol de Distrito Woll condujo las honras fúnebres el domingo 1º de febrero en Ancaster, Ontario basándose en Salmos 84:5: “Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, en cuyo corazón están tus caminos”. La Biblia inglesa habla aquí de un peregrinaje.
Ya en 1964 el entonces Apóstol de Distrito Michael Kraus envió al joven Pastor Deppner a Rumania a fin de difundir allí la fe nuevoapostólica. En 1974 le fue pedido dirigirse al Caribe y a América Central, donde colocó el fundamento para las comunidades en los estados de Dominica, Haití, San Salvador, Curaçao, Panamá, Costa Rica, Trinidad, Santa Lucía, Grenada, Surinam y las Bahamas.
Dos años después viajó por primera vez a África estableciendo la Iglesia en Ruanda, Burundi, Etiopía, Sudán, Burkina Faso, Benín, Mauricio y Costa de Marfil. En 1977 el entonces Anciano de Distrito Deppner visitó por primera vez el anterior Zaire (hoy República Democrática del Congo) y comenzó a trabajar en el oeste del país. Su trabajo fue tan exitoso que después de tres años se decidió a mudarse junto a su esposa Gertrude a la capital Kinshasa. Actualmente alrededor de 1,1 millones de personas profesan la fe nuevoapostólica en esa parte del país. Su hijo Michael Deppner es hoy el Apóstol de Distrito allí.
Ordenado como Apóstol en 1981, Edward Deppner trabajó en total en 16 estados africanos yendo “a cualquier parte donde nos llevaban nuestros pies”, como él mismo escribe en su biografía. Más adelante, por pedido del Apóstol de Distrito, fue a Asia donde realizó trabajo misionero en Birmania, Tailandia y China, entre otros países. “Has establecido al Obra de Dios en lugares donde otros se hubiesen escapado”, expresó el Apóstol Mayor Richard Fehr al colocarlo en descanso en el año 2004.
Amigos y compañeros describen a Edward “Eddie” Deppner como una persona especial y un extraordinario varón de Dios al que le gustaba alguna vez “colorear fuera de las líneas”. Podía entusiasmar tanto con sus bromas chispeantes como con su mansa sabiduría y no por último con su humildad y temor de Dios. Cuando contaba experiencias de su tarea misionera y mencionaba anécdotas de cómo logró esparcir la simiente en un nuevo país sin tener contacto alguno, siempre explicaba modestamente: “El Señor abrió una puerta”. Ahora, como expresó un amigo y compañero de largos años, „el Padre celestial seguramente abrió una puerta para uno de sus más remarcables emisarios”.