Agradecer por el fruto y los frutos

¿Para el agradecimiento por la cosecha la imagen de una sola vid? ¿Dónde está la abundancia tan conocida, la variedad, la selección? Una pequeña sutileza y un impulso para agradecer por partida doble en la fiesta de agradecimiento.

El agradecimiento por la cosecha es la fiesta de reflexión y de acción de gracias, la fiesta de los frutos. Se lo celebra en todo el mundo en muchas culturas y confesiones, pero se lo hace en diferentes momentos del año. Esto se debe a los diferentes tiempos de la cosecha. Las personas en el hemisferio norte, por ejemplo, suelen celebrar esta fiesta en octubre y noviembre.

En las congregaciones cristianas, el agradecimiento por la cosecha se reconoce por las iglesias más llenas y las extraordinarias decoraciones del altar. Aunque existe una fruta que no crece en todas las regiones, se la puede ver muy a menudo en las iglesias para esta ocasión: la vid. El lector de la Biblia conoce el porqué: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5).

Desarrollo en la naturaleza y en el hombre

Llevar fruto es la imagen del desarrollo, la cosecha y el rendimiento. Llevar fruto también es la imagen del crecimiento del "hombre nuevo". El Bautismo exhorta a vestirse del “hombre nuevo”. Por la fe en Cristo se debe desarrollar algo grande (Colosenses 2:2-3; 3:2-9). Dios hace posible este proceso con el don del Espíritu Santo, que comienza en el hombre una vida nueva y llena de virtudes.

“Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto” (Colosenses 3:14). No se trata del amor humano, que puede hacer grandes cosas, sino de más: el amor divino. Este amor fue derramado en el corazón del hombre por el Espíritu Santo (Romanos 5:5). Así que no hay necesidad de hacer el trabajo uno mismo, sino de vivir la diversidad del amor que fue derramado como fruto del Espíritu. El Espíritu Santo anima a ello, Él inspira al creyente.

El fruto del Espíritu Santo

¿Y cómo se debe hacer notar este amor divino? “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” enumera Gálatas 5:22-23 sus nueve características.

Aunque el Apóstol Pablo en su epístola a los cristianos de Roma menciona muchas características (que hoy se malinterpretan como toda una plenitud de frutos), no es una canasta de la que uno puede sacar su “fruto preferido” pudiendo poner así prioridades personales. El texto original griego habla de “karpós”, es decir el fruto o el resultado de una cosa o actividad. Y esto lo sabían y saben los traductores de la Biblia y los comentadores de todo el mundo. En ninguna parte dice algo de los frutos del Espíritu; siempre es un solo fruto del Espíritu: “The fruit of the Spirit”, “Le fruit de l'Esprit”, “El fruto del Espíritu” o “Fructus autem Spiritus”.

Tres veces tres virtudes

Un Espíritu, un fruto. Son características que se presentan bajo la guía del Espíritu Santo. El fruto es la vida de Cristo que debe tomar forma en el cristiano. En la epístola a los Gálatas, el Apóstol Pablo menciona el catálogo de las virtudes, que por lo general se divide en tres tríadas:

  • El triple desarrollo del amor: el amor (agápē) sacrificado, comprensivo y benevolente, el gozo (chará) independiente de lo externo, duradero y agradecido, que determina todo el ser, y la paz (eirḗnē) serena y salvífica dada por Jesucristo.
  • El triple desarrollo hacia el prójimo: la paciencia (makrothymia) que soporta toda provocación, perdona y es generosa, la benignidad (chrēstótēs) activa y que desea el bien para los demás y la bondad (agathōsynē) sincera, duradera y no calculadora.
  • El triple desarrollo como actitud personal: la fe (pistis) que promueve la confianza y hace fiable, la mansedumbre (prautēs) que hace sensato y entregado a Dios, y la templanza (enkrateia) que controla todos los deseos carnales.

No ser selectivo, sino vivir plenamente

Finalmente, usar el término “fruto” exhorta a no ser selectivo al tomar algo de una canasta de frutos, sino desarrollar todas estas facetas en la misma medida: “La presencia duradera del Espíritu Santo en el hombre también tiene efectos profundos y perceptibles en la vida sobre la tierra: si el sellado le da cabida al Espíritu Santo para que se despliegue, se desarrollarán virtudes divinas” (Catecismo INA 8.3.9).

Agradecer por el fruto y los frutos

La fiesta de agradecimiento por la cosecha es una ocasión para decir gracias a Dios. Esto incluye el agradecimiento por los dones materiales como por los dones espirituales. Y es una nueva oportunidad para agradecer especialmente por el don del Espíritu Santo.

La fiesta de agradecimiento por la cosecha también es una buena ocasión para examinar el trato bien personal con los dones materiales y espirituales. Ambos no deben ser simplemente consumidos, sino utilizados considerando las necesidades de los demás. “La riqueza material y espiritual nos capacita para hacer buenas obras en Cristo”, escribe el Apóstol Mayor Schneider para la fiesta de agradecimiento 2019. El fruto y los frutos recibidos lo hacen posible: “Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu” (Gálatas 5:25).



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