En foco 19/2020: La libertad también es un sentimiento

¿Cuáles son en realidad los parámetros para la libertad? No siempre existen condiciones verificables y objetivas para ello. Frecuentemente la libertad es solo un sentimiento de libertad. Incluso el hombre Jesús tenía sentimientos encontrados. Reflexiones del Apóstol de Distrito Peter Schulte (Pacífico Oeste).

¿Qué es exactamente la libertad? La respuesta a esta pregunta es más bien personal. No todas las personas responderán a esta pregunta de la misma manera. Lo que una persona percibe como libertad puede sentirse como una coacción o restricción para otra. Jesús preguntó a los discípulos: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?” (Mateo 16:13). Su respuesta, podría decirse, fue personal. El hecho de que los discípulos reconocieran quién era debe haber complacido al Señor y ciertamente habrá significado mucho para Él.

Para Cristo seguramente es una preocupación, lo que nosotros como hijos de Dios consideramos como libertad. Porque al final decidimos con nuestro libre albedrío lo que significa para nosotros la libertad. Durante esta pandemia, muchos de nosotros hemos experimentado severas restricciones y toques de queda. Las opiniones al respecto fueron diferentes. Ha habido protestas contra el aislamiento forzoso porque va en contra de nuestra idea de libertad. Otros, sin embargo, se han sometido voluntariamente a estas medidas porque es una forma de protegerse de los efectos del virus.

Nuestro lema del año 2020 “Cristo nos hace libres” también crea espacio para pensamientos contradictorios. La vida del propio Jesús fue una vida de privaciones, pobreza, hostilidad. Ya cuando tenía 12 años les dijo a sus padres: “¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?” (Lucas 2:49). Hacer la voluntad de su Padre significaba para Él resistir la tentación y ser el servidor de todos. En Getsemaní se afligió hasta la muerte y oró a su Padre: “Aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú” (Marcos 14:36). Luego tuvo que morir en la cruz. ¿Todo esto era realmente libertad?

Cristo sabía lo que era vivir con el Padre y ser uno con Él. Esa era la verdadera libertad para Él. Sabía que cuando su misión aquí en la tierra terminara, es decir, hacer la voluntad de su Padre, volvería a la comunión con Él.

Antes de la caída en el pecado, Adán y Eva también experimentaron esta verdadera libertad: la comunión íntima con Dios. Y mientras Cristo estaba en la tierra, nos invitó a seguirlo, y todavía lo hace hoy, para que a través de Él pudiéramos experimentar la libertad del pecado y la eternidad con el Padre.

Con la gracia que nos es dada, reconozcamos claramente la libertad en Cristo y tomemos nuestra decisión personal de seguir a Cristo y compartir su libertad.


Foto: NAC Western Pacific

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Peter Schulte
22.12.2020
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