Los Sacramentos (62): Una proeza para los muertos

Los Sacramentos también pueden ayudar a los difuntos. No solo la fe nuevoapostólica lo profesa. La Iglesia Católica y el cristianismo ortodoxo también lo enseñan. Una mirada más allá del horizonte.

Las “celebraciones eucarísticas con recuerdo de los difuntos” tienen un lugar fijo en las agendas de las parroquias católicas. En algunos lugares son semanales, en otros, al menos anuales. La atención se centra en el recuerdo general, pero a petición también en personas concretas.

Por supuesto, el catolicismo también conoce la conmemoración de los difuntos sin la celebración de la Santa Cena, pero la misa “con” la misma goza de un valor especial. Porque: “En cuanto sacrificio, la Eucaristía es ofrecida también en reparación de los pecados de los vivos y los difuntos, y para obtener de Dios beneficios espirituales o temporales”, dice el Catecismo Católico Romano.

La antigua tradición cristiana

“Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico, para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios”, explica además el libro de enseñanza.

De hecho, los festejos de la Santa Cena junto a la tumba están documentados ya en el siglo II. A partir de allí, se desarrollaron las celebraciones eucarísticas los días 3, 7 o 9 y 30 o 40 después de la muerte. En general, los días anuales de conmemoración –como el Día de los Difuntos– se agregaron recién en los siglos IX y X.

El llamado a la memoria

“Memento” – “Recuerda” es el nombre de la parte de la oración general de comunión católica que se refiere también a la memoria de los difuntos “que nos han precedido con el signo de la fe y han fallecido en paz” pidiéndole a Dios para los muertos un “lugar de confortación, de luz y de paz”.

Esta parte de la liturgia existió a partir del año 400, inicialmente solo en Roma, pero se extendió –mencionando a los difuntos por su nombre– a toda la Iglesia Occidental en el siglo V.

La doble conmemoración

La conmemoración de los muertos ocupa un lugar central en todas las Iglesias Ortodoxas Orientales. Enseñan que las oraciones por los difuntos pueden aliviar la suerte de las personas en el más allá. Se atribuye un poder especial a esta intercesión cuando tiene lugar dentro de la “Divina Liturgia” y en conexión con la “expiación sin sangre”, como en la celebración de la Santa Cena.

Así, la conmemoración activa de los muertos encuentra un doble lugar en el Servicio Divino ortodoxo:

  • En primer lugar, en la oración central del festejo de la Santa Cena (“anáfora”) con la alternancia entre las intercesiones de un Diácono y las respuestas de la comunidad (“ectenia”).
  • En segundo lugar, durante la preparación (“proscomidia”) del pan de la Santa Cena (prosforon”). Aquí, entre otras cosas, se cortan algunos trozos de pan (“partículas”) en nombre del difunto y se agrupan alrededor del trozo principal (“Cordero santo”) en una patena (“diskos”).

El poder sobre el infierno

La “Divina Liturgia” tiene lugar una vez al día en el círculo diario de las diferentes formas de Servicio Divino. Además, en el círculo semanal, el sábado se dedica expresamente a la conmemoración de los muertos. Se refiere al llamado descenso de Cristo a los infiernos , que se sitúa entre el Viernes Santo y el Domingo de Resurrección. Y en el ciclo anual, los difuntos son el centro de atención sobre todo en determinados sábados antes de Pascua y Pentecostés.

Además de esta conmemoración general, también hay Servicios Divinos con Santa Cena para personas fallecidas muy concretas. Suelen tener lugar los días 3, 9 y 40 después de su muerte. Los familiares pueden donar velas o panes de comunión para estos Servicios Divinos.

Cristo “tiene el poder de abrir las puertas del infierno”, como dice un libro de enseñanza ortodoxo clásico, y también “a través de las oraciones de la Iglesia y a través del poder del sacrificio expiatorio sin sangre”, es decir, la Santa Cena del Señor “ofrecida para los muertos”.


Foto: La Iglesia se reúne en torno a su cabeza. Esto se simboliza con los trozos de pan en el diskos durante el festejo de la Santa Cena ortodoxo. En el centro está el "Cordero" (Cristo). A su alrededor, a la izquierda, se agrupa la Madre de Dios, María; a la derecha, los ángeles, profetas, mártires y santos; y delante, los vivos y los muertos. (Taras Ivankiv, stock.adobe.com)

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