“Es tiempo de hacer el bien”. El lema del año se aplica sobre todo a los niños. Esta vez, la pregunta es: ¿cómo se puede inculcar a los niños la responsabilidad por la creación?
Dios nos encomendó la misión de utilizar y preservar su creación. Cada día estamos rodeados de innumerables maravillas que percibimos en mayor o menor medida.
El asombro compartido ante la creación de Dios es la base para que reconozcamos nuestra responsabilidad personal hacia ella y la pongamos en práctica de forma activa. Nuestros niños pueden enseñarnos a volver a sentir ese asombro.
Poco a poco, podemos introducir a nuestros hijos en una vida con responsabilidad por la creación de Dios:
- En primer lugar, necesitamos tiempo para descubrir, observar y asombrarnos. Mientras contemplamos junto con nuestros niños, por ejemplo, el cielo estrellado, observamos un caracol o bien una manzana con todos nuestros sentidos, podemos transmitirles el significado de la creación de Dios y de un trato sostenible con ella.
- Los niños aprenden mucho de la observación. Si actuamos de forma respetuosa con el medio ambiente, por ejemplo, reciclando, ahorrando energía y respetando la naturaleza, y nos tomamos el tiempo de explicar a nuestros hijos nuestras acciones y decisiones, ellos estarán más dispuestos a seguir nuestro ejemplo.
- Los niños necesitan ejemplos prácticos en los que puedan participar activamente. Cuando siembran una planta, la cuidan y cosechan sus frutos, pueden desarrollar un sentido de respeto por la naturaleza. Para empezar, basta con plantar un solo poroto y colocarlo en el borde de una ventana. Las actividades conjuntas, como recoger basura con los vecinos, también pueden ayudar a los niños en este sentido.
- Mientras tomamos decisiones para nuestra vida cotidiana, como evitar los residuos plásticos o ahorrar agua potable, podemos explicar a nuestros hijos con palabras sencillas lo que hacemos. Así verán que detrás de nuestras acciones hay decisiones conscientes. Poco a poco, podemos ir transfiriendo responsabilidades a los niños, como separar la basura o cuidar las plantas.
- Con todos estos estímulos, es importante que percibamos las decisiones o expresiones responsables de nuestros hijos y los elogiemos por ello. Enseñar a los niños a tratar la creación de forma responsable requiere mucha paciencia y continuidad. Al alabar en nuestra vida cotidiana los milagros de Dios en la creación y trabajar constantemente para poner en práctica nuestra misión, podemos ayudar a nuestros niños a vivir de forma consciente, agradecida y respetuosa en esta creación.
Foto: Narin Sapaisarn – stock.adobe.com
Sobre la autora

Maraike Finnern trabaja como profesora y orientadora escolar en una escuela primaria de Hamburgo. Dirige el grupo de trabajo “Niños y Enseñanza” de la Iglesia regional Alemania del Norte y del Este.