En foco 17/2020: ¡Por fin libre!

Pablo y Silas habían sido echados en la cárcel y estaban sentados en el calabozo. A medianoche comenzaron a cantar y los otros prisioneros los oyeron. Pensamientos sobre la libertad, del Ayudante Apóstol de Distrito Frank Dzur de Canadá.

La libertad es un tema interesante. Hay personas que son libres, pero aun así están atadas. Otras, a su vez, están atadas, pero completamente libres. Muchas cosas pueden quitarnos la libertad, tanto natural como espiritual. En todo el mundo estamos experimentando actualmente la pandemia del coronavirus, una época muy particular en la que muchas personas han sufrido pérdidas. También es una época en la que nuestra libertad fue restringida masivamente. No podíamos ir adonde queríamos o hacer lo que queríamos. Ir a nuestra iglesia, celebrar la Santa Cena y tener comunión era imposible. Para muchos de nosotros era algo inimaginable. Pero incluso bajo esas condiciones nos dimos cuenta de que Cristo nos hace libres.

Muchos de nuestros hermanos y hermanas de todo el mundo sufren cada día. Muchos viven en la pobreza, están enfermos, viven en medio de conflictos, sufren persecución por su fe, y todo eso restringe su libertad. Pero renacieron de agua y del Espíritu, sus pecados son perdonados y están llenos de fe, amor y esperanza a pesar de las condiciones adversas. Irradian paz y alegría. Arraigados en el amor de Cristo, continúan sirviendo a Dios. Son realmente libres en Cristo.

Su inquebrantable confesión me avergüenza y me recuerda el relato de Pablo y Silas en la cárcel: “Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían” (Hechos 16:25). Aunque estaban en prisión y sus pies estaban en el cepo, eran libres en el Espíritu. Mientras permanezcamos en Cristo (Juan 15:4-5), seguiremos siendo liberados de las cosas que nos atan. Así se nos quita el peso del pecado y se silencian todas las acusaciones. A partir de eso, se desarrolla la gratitud por el llamamiento de Dios, la gracia y la bendición, y se despierta una alegría inimaginable en nosotros. La paz también se extiende en el corazón al saber que Cristo está con nosotros, sin importar las circunstancias que nos rodean. Nuestro Señor, Jesucristo, vendrá de nuevo y llevará con Él a los que lo esperan, que creen en Él y se han preparado para su retorno.

En el día del Señor, ya nada podrá atar a la comunidad nupcial. Será libre en Cristo.



Foto: NAC Canada

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Frank Dzur
22.09.2020
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