Ha venido para quedarse
En Navidad, los cristianos miran hacia atrás celebrando el nacimiento de su Salvador Jesucristo. Pero su mirada también se dirige al futuro, llenos de esperanza por el retorno de Jesús. Asimismo, el impacto del nacimiento de Jesús debe ser experimentado en el presente.
No dormirse
El primer domingo de diciembre se celebra el segundo Adviento. En la preparación para el retorno de Jesús, es importante velar y prestar mucha atención. El Apóstol Pablo ya lo exigía en su epístola a la iglesia de Tesalónica (1 Tesalonicenses 5:6 y 11).
En esta epístola, el Apóstol Pablo expresó tanto su alegría por la joven comunidad como su preocupación para que quede velando respecto al retorno de Jesús.
Además del llamado a que “velemos y seamos sobrios”, el Apóstol insta a los cristianos a animarse y edificarse unos a otros.
Los cristianos de hoy también son llamados a no dormirse en su fe, sino a apoyarse activamente y mitigar las penurias del prójimo.
Jesús se preocupa por los necesitados
El Servicio Divino del tercer Adviento retoma un hecho posterior al anuncio del nacimiento de Jesús. Cuando María visita a su pariente Elisabet, esta reconoce con alegría a María como la madre del Salvador que está por llegar. Entonces María alaba a Dios y señala las cosas buenas que haría alguna vez (Lucas 1:52).
Jesús es el pan de vida y satisface a todos los que acuden a Él necesitados y hambrientos. Durante su vida, Jesús se dirigió a los hambrientos, pero siempre se refirió al significado espiritual de su obrar. Todo el que siente una forma de hambre interior y espiritual queda verdaderamente satisfecho en comunión con Jesucristo.
A los ricos y a los satisfechos, en cambio, los deja con las manos vacías. Las personas que confían solo en su capacidad y se apoyan en su origen y en su posición social o profesional corren el riesgo de no preguntar por lo que realmente necesita su alma.
Dios está presente
En el cuarto Adviento, la alegría de la venida del Salvador debe ser experimentada por todos. No importa la situación de la vida en la que uno se encuentre en ese momento. La palabra de Zacarías 2:10 señala que el Salvador no solo vendrá, sino que quiere morar en medio de las personas. Y así, la presencia de Dios también puede ser experimentada hoy. En la comunión de aquellos que lo aman de verdad. Llena del amor de Jesús, una comunidad así da la bienvenida a los débiles y a los marginados. En esta comunión, no debe haber ningún esfuerzo por el honor personal o el poder sobre el prójimo. La presencia de Dios se puede experimentar en el obrar del Espíritu Santo, en los Servicios Divinos y aún en la encarnación de Jesús.
El Verbo fue hecho carne
“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14).
Esta afirmación del primer capítulo del Evangelio de Juan es la base del Servicio Divino de Navidad 2022.
En el principio era el Verbo, a través de su Verbo Dios creó el cielo y la tierra. A través de su Verbo, el Creador manifiesta su amor a la humanidad. Y a través de Jesucristo el Verbo fue hecho carne.
A través de Jesús, el creyente también aprende a confiar en Dios. Jesús mismo se hizo hombre y compartió el sufrimiento y las alegrías de la humanidad. En todas sus acciones, Jesucristo siempre se refirió a su Padre. No buscó su propia gloria, sino que glorificó a Dios.
Jesús no solo es el Verbo hecho carne, sino también la verdad. No solo enseña a los seres humanos, sino que envía a sus seguidores al mundo a anunciar la gloria de Dios.
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Simon Heiniger
01.12.2022
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