Cinco buenas nuevas
Algo que da un vuelco a toda tu vida en el mejor sentido, que cambia tu estilo de vida y tus objetivos de forma permanente y que, además, es muy motivador... muchos están a la espera de recibir consejos confiables. Los Servicios Divinos dominicales de agosto ofrecen orientación.
El Evangelio es una buena nueva, un alegre mensaje, y ofrece, además de muchas indicaciones, abundante consuelo, esperanza y orientación en la vida. En el mes de agosto, las prédicas de los domingos forman parte de la serie temática “La buena nueva”.
“Nos concentramos en lo esencial”. Es fácil que las personas se pierdan en trivialidades, que pongan las cosas pequeñas en primer plano y las realmente importantes en segundo plano. Esto incluye el hecho de que algunos cristianos invocan a la Biblia para regular el comportamiento cotidiano. “Buscan apoyarse en los enunciados del Nuevo Testamento que tratan sobre el corte de pelo, la alimentación y la vestimenta, y también se refieren a la crianza de los hijos o a la relación entre el hombre y la mujer”, explica la base para la prédica. Sin embargo, estas normas no tienen nada que ver con la salvación de Dios. De qué se trata realmente y qué es lo que importa exactamente, es lo que procura dejar claro la prédica del primer domingo.
“Buscamos la comunión con Dios”. La parábola de la gran cena es el contenido del Servicio Divino del segundo domingo de agosto. La comunión con Jesucristo ya hoy es posible en el Sacramento de la Santa Cena, en la comunión con los hermanos en la fe y en el Servicio Divino. Y por encima de esta idea de comunión está la comunión con Cristo, que viene otra vez, la esperanza del futuro reino de Dios. De esto surge alegría y seguridad.
“Servimos a nuestro Dios”. El Señor llama, el hombre escucha y... tiene la elección: ¿Ignora este llamado o lo pone en práctica en su vida? La explicación anima a aceptar el llamado de Dios al seguimiento. Jesucristo lo demostró durante su vida. Cómo puede ser este servicio hoy y dónde tiene lugar, es el tema de la prédica del tercer domingo de agosto.
“Mantenemos santo lo que es santo”. De los malos, de los escarnecedores y de aquellos para los que en la ley de Dios está su delicia, es la palabra de los Salmos que sirve de base para la explicación del cuarto domingo. La prédica llama a los creyentes a preguntar por la voluntad de Dios y a orientar su vida en ella. Esto cambia la propia perspectiva y tiene un impacto en el estilo de vida personal. Elegir entre el camino de los malos y el de los justos es solo un punto a considerar. La prédica también apela a tener en cuenta al prójimo: “Así como es incorrecto andar el camino del pecador, está en el sentir de Jesús y en el espíritu del Evangelio dedicarse a los pecadores y llevarlos al arrepentimiento”.
“Esperamos el retorno de Jesucristo con alegría”. La promesa del Señor de venir nuevamente a su Iglesia trae alegría a los creyentes. Da esperanza para el futuro y brinda el consuelo de que Cristo no ha dejado solo al hombre, sino que vendrá otra vez. Esta fe, esta esperanza, lo cambia todo en la vida de una persona. Da vuelta todo lo conocido, alegra y motiva. La prédica del último domingo de agosto se centrará en esta alegría divina.
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