De viaje con botas de goma
Pantalones cortos, remera, gorra de béisbol y botas de goma. A veces hay que ponerse ropa de trabajo para colaborar en la Obra de Dios. Algunos holandeses han cruzado el océano para hacerlo.
Hacia Welbedacht
30 grados y mucho trabajo por delante: Arie van der Linden baja del pequeño y ruidoso ómnibus junto a otros holandeses mientras sonríe. Este hombre de 78 años está de buen humor y lleva en su equipaje mucha experiencia en el campo de la perforación hidráulica. Está listo para una tarea que la Iglesia Nueva Apostólica de los Países Bajos ha preparado durante meses.
En primer lugar, los invitados de Europa echan un vistazo a la estructura metálica azul sobre dos ruedas que los espera en Welbedacht. Ha recorrido un largo camino, llegando en contenedor desde China. “Son dos perforadoras con motores diésel de 24 CV cada una”, explica Ruud Vis, que también es holandés. Como Obispo de la Iglesia Nueva Apostólica, este hombre de 63 años es responsable de las diez comunidades del distrito Commewijne, en Surinam, lo que probablemente sea una de las razones por las que puede comenzar con lo previsto. En Surinam los relojes funcionan de otra manera. Si quieres conseguir algo aquí, tienes que presentar soluciones, incluso cuando se trata de agua potable limpia. Esto es exactamente lo que Ruud Vis y Arie van der Linden buscarán hoy.
La Iglesia Nueva Apostólica de los Países Bajos trabaja desde hace 35 años en este país de la costa este de Sudamérica y en 1997 creó la Fundación Corantijn, que lleva el nombre de uno de los ríos más largos del país y apoya a la población de Surinam independientemente del color de piel o la religión. Ruud Vis es vicepresidente de la fundación y sabe que esta forma de ayuda suele referirse a cosas que la gente del primer mundo da por sentadas: educación, formación, pero también suministro de agua.
Ayuda para los más pobres
“En Surinam hay diez comunidades nuevoapostólicas. A lo largo de muchos años hemos construido once casas en el predio de Welbedacht, que se alquilan en el marco del programa de viviendas sociales”, explica el Obispo Vis. La Iglesia Nueva Apostólica no se queda con los ingresos del alquiler, sino que beneficia a la comunidad del pueblo. También hay una tienda de segunda mano gestionada por la fundación y una iglesia nuevoapostólica en el pueblo. “Todas las casas tienen electricidad, pero incluso después de seis años el gobierno no ha conseguido proporcionar conexiones de agua”, dice Ruud Vis. Debido a la falta de alternativas, los residentes solían extraer el agua de un pozo abierto o recoger agua de lluvia en barriles. Se utilizaba para todo, incluida como agua potable, pero: “El agua era marrón y estaba contaminada con metales pesados como el mercurio”, dice el Obispo.
La Fundación Corantijn decidió poner remedio a la situación y recurrió a la experiencia de una empresa holandesa especializada en abastecimiento de agua, donde también trabajaba Arie van der Linden. La empresa no solo aportó su experiencia, sino que también patrocinó las dos máquinas perforadoras que la fundación compró a una empresa china.
Agua en marcha
Arie van der Linden y su antiguo colega Hilko Nijhof no tardan mucho en montar una de las máquinas y comprobar su funcionamiento. Una excavadora cava primero un agujero que se llena con agua de lluvia, luego van der Linden y Nijhof colocan la perforadora sobre él y arrancan el motor. La máquina traquetea, apesta, echa nubes negras al aire... y luego se abre paso centímetro a centímetro a través de la gruesa arcilla hasta llegar al suelo. Después de unos 24 metros, los hombres se topan por primera vez con una capa de arena y unos 16 metros más adelante aparece lo que esperaban: agua. “Tardaron un poco en perforar para sacar el agua sucia, pero pronto salió agua clara de las tuberías”, explica el Obispo Vis. La gente grita de alegría.
Hermanos y hermanas apoyan a hermanos y hermanas ¡y a otros!
Con donaciones principalmente de cristianos nuevoapostólicos, la Fundación Corantijn ha construido numerosas casas y una policlínica en Surinam. Pero también se ocupa de cosas más sencillas: la fundación envía regularmente a Surinam mobiliario escolar, enseres domésticos, pañales y medicamentos. Cuatro veces al año llegan de Europa contenedores de ropa usada. Los habitantes de Welbedacht venden esta ropa de segunda mano en su pequeña tienda y ganan un dinero extra. Aparte de eso, la mayoría vive de los productos agrícolas que cultivan en los campos, principalmente para consumo propio, pero también para la venta. “Mucha gente tiene pequeñas tiendas callejeras, algunos de los clientes vienen de las Guyanas vecinas, que son más ricas, y se aprovisionan en Surinam”, dice Ruud Vis.
Las obras continúan
Desde noviembre de 2023 funcionan tres pozos de agua potable. El agua de todos los pozos ha superado las primeras pruebas de calidad y se están analizando nuevas muestras en los Países Bajos. Dentro de unas semanas, Ruud Vis viajará de nuevo a Surinam para perforar un cuarto pozo, en la aldea donde se encuentra la policlínica. Los ayudantes de los Países Bajos recibirán entonces el apoyo de la población local. En el otoño, van der Linden y Nijhof no solo perforaron pozos, sino que también formaron a varios surinameses como perforadores y perforadores auxiliares con certificado incluido.
La Fundación Corantijn ha concluido un importante proyecto con los pozos de agua potable, pero su labor continúa. El nivel de apoyo sigue siendo alto, dice el Obispo Ruud Vis: alrededor del 80% de los fondos provienen de creyentes nuevoapostólicos, el 20% restante de donantes externos. “Nuestra fundación es muy conocida en los Países Bajos”, afirma. El Obispo de 63 años encontrará nuevos proyectos que llevar a cabo a 8.000 kilómetros de su país de origen ¡con traje o con botas de goma!
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Nicole Prestle
27.08.2024
Paises Bajos,
Suriname,
organización humanitaria,
compromiso social