La palabra de Dios no conoce toque de queda

Una comunidad sin muros ni fronteras, así lo experimentaron cientos de miles de familias nuevoapostólicas el domingo pasado. Aunque las puertas de la iglesia estaban cerradas, la Iglesia estuvo más abierta que nunca.

Restricciones de acceso, prohibiciones de reuniones, toques de queda: en un país tras otro, la crisis del coronavirus paralizó la actividad en los edificios de la iglesia durante las últimas dos semanas. Pero la vida de la Iglesia no murió. En tiempos de necesidad, la palabra de Dios entra en nuestras propias cuatro paredes a través de Internet.

En primer lugar, se trata de los Servicios Divinos: Lo que Canadá y los EE. UU. ya conocen desde hace mucho tiempo, la Iglesia regional Alemania del Oeste lo practicó por primera vez a mediados de marzo. Y los demás europeos la siguieron una semana después: con los Servicios Divinos centrales a través de la transmisión en línea. Para entonces, las indicaciones de las autoridades gubernamentales también lo dispusieron para Asia del Sudeste, Sud América y Pacífico Oeste.

Cada participante solo tuvo que encontrar su comunidad virtual. Sitios web como nac.today proporcionaron información. También circularon listas de Facebook. Y un video de orientación fue visto más de 70.000 veces en Youtube. A los que no tenían Internet se les dio un número para llamar por teléfono.

Lleno de consuelo y aliento

Un total de 18 Servicios Divinos centrales, transmitidos por streaming o por encargo, algunos en varios idiomas, fueron realizados por la Iglesia Nueva Apostólica en todo el mundo el 21 y 22 de marzo. Las respectivas palabras bíblicas transmitieron consuelo y aliento: “No temas, porque yo estoy contigo” se podía oír, por ejemplo, en los Países Bajos, “tu palabra fue por gozo y por alegría de mi corazón” en el sur de Alemania, y en los EE. UU.: “Este es el día que hizo Jehová; nos gozaremos y alegraremos en él”.

Los siervos oficiantes fueron a menudo los Apóstoles de Distrito, como Michael Ehrich (Alemania del Sur), Leonard Kolb (EE. UU.), Rüdiger Krause (Alemania del Norte y del Este), Wolfgang Nadolny (Berlín-Brandeburgo) y Tshitshi Tshisekedi (República Democrática del Congo Sudeste). En otros lugares, ocuparon el altar los Apóstoles: por ejemplo, Reinaldo Milczuk y Herman Ernst (ambos de Sud América), Peter Klene (Países Bajos), John Sobottka (Canadá) y Samuel Tansahtikno (Asia del Sudeste).

Servicio Divino por turnos

Pacífico Oeste tuvo que ofrecer cuatro diferentes señales en vivo. Al fin y al cabo, el área de Apóstol de Distrito no solo abarca un gran número de zonas horarias, sino también el cambio de fecha.

En el sur de África hubo que celebrar más Servicios Divinos de lo habitual, pues hubo que aplicar el límite estatal de 100 participantes por reunión. Así, los portadores de ministerio estuvieron activos por turnos, dependiendo del tamaño de la comunidad, incluso el sábado y el domingo. Mientras tanto, la emisora de televisión NAC TV transmitió un Servicio Divino central ya planificado con el Apóstol de Distrito John Kriel para la población de habla francesa.

En camino de casa en casa

Por otro lado, la mayoría de los asistentes espirituales estuvieron en camino en el área de Apóstol de Distrito “República Democrática del Congo Sudeste”. Allí no estaba permitido que se reunieran más de 20 personas.

La mayoría de los 1,8 millones de hermanos en la fe no tuvieron la oportunidad de presenciar el Servicio Divino central a través de YouTube. Por eso los portadores de ministerio, desde el Pastor hasta el Apóstol de Distrito, visitaron a las familias en sus casas y celebraron con ellas la Santa Cena.

Interés de los programas de radio y televisión

Los Servicios Divinos emitidos por streaming en Alemania del Oeste despertaron el interés de los medios de comunicación regionales. Inmediatamente después, la estación de radio WDR 2 entrevistó al siervo oficiante, el Apóstol Stefan Pöschel. Y al día siguiente, el canal de televisión WDR emitió su propio informe.

Fue precisamente en ese Servicio Divino donde el Pastor Felix Frobel formuló al ser llamado a colaborar: “Se sentía como una comunidad sin muros ni fronteras”.

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