El ministerio (18): Emprendiendo un viaje de descubrimiento

¿Qué es el ministerio? ¿Cómo funciona? ¿Qué relación tiene con la persona? Esta serie lo ha tratado en detalle en 17 episodios. Ahora continúa: ¿Quién puede ser portador de un ministerio? Para encontrar la respuesta correcta hay que mirar con atención.

Un ministerio es la autoridad, la bendición y la santificación otorgados en la ordenación para hablar y actuar en el nombre de Dios. Fue instituido por el propio Jesucristo al conceder autoridad a los Apóstoles. Y los Apóstoles, a su vez, transmitieron una parte de su autoridad.

Dios, Jesús, los Apóstoles. Quien busca respuestas debe plantear las preguntas al menos tres veces: ¿Qué quiere Dios? ¿Qué dijo o hizo Jesús? ¿Qué enseñaron los Apóstoles? Y estas respuestas hay que buscarlas en primer lugar en la Biblia, el documento de fe del cristianismo. Pero el libro de los libros no lo hace fácil.

Un libro con siete sellos

Esto ya es evidente en la pregunta: ¿Qué quiere Dios? La mejor forma de verlo es en la creación antes de la caída en el pecado, en el estado del mundo tal como lo quería Dios: “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera” (Génesis 1:31).

Sin embargo, las Sagradas Escrituras conocen dos historias diferentes de la creación. Y los dos relatos pueden entenderse de forma muy diferente.

Esto continúa con la pregunta: ¿Qué dijo o hizo Jesús? El problema aquí es que Cristo no dijo absolutamente nada sobre esta pregunta. Y su obrar puede interpretarse de una manera u otra.

Y, por último, la pregunta: ¿Qué enseñaron los Apóstoles? En efecto, hay al respecto enunciados muy claros. Pero a menudo se contradicen. O carecen de una justificación lógica. O bien, no se trata de la fe, sino de la cultura.

No el qué, sino el cómo

“¿Cómo utilizamos la Biblia?”, se pregunta el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider en una circular a los Apóstoles. “No encontramos en ella explicaciones científicas”, expresó refiriéndose a un dicho: “La Biblia no nos explica la tierra y el cielo, sino que nos dice cómo vivir en la tierra para ir al cielo”.

“Evitemos tomar o justificar nuestras decisiones basándonos en un solo pasaje bíblico sacado de contexto”. Porque “en muchos puntos se puede encontrar todo en la Biblia y también lo contrario, y cada uno puede encontrar en ella lo que le conviene”. Por ejemplo:

  • “En el Antiguo Testamento, el Señor insta a Israel a no luchar y a dejarlo hacer a Él. En otro pasaje, sin embargo, llama al pueblo a la guerra”.
  • “Jesús pide primero a sus Apóstoles que vayan solo a los judíos. Más tarde los envía a todas las naciones. En 1 Corintios 7:26-33 Pablo recomienda no casarse para agradar al Señor. Pero leemos en 1 Timoteo 4:1-3 que los que aconsejan a los creyentes que no se casen son falsos maestros”.

Estos pocos ejemplos nos demuestran que:

  • “no podemos basar nuestras decisiones en pasajes bíblicos individuales”;
  • “la Biblia no nos dice qué decisiones tomar, sino cómo tomarlas: respetando la voluntad de Dios, especialmente el mandamiento de amar a Dios y al prójimo”;
  • “el texto bíblico puede interpretarse de muchas maneras. Creemos que Jesús confió a sus Apóstoles el encargo de interpretar la Sagrada Escritura por medio del Espíritu Santo (1 Corintios 4:1; Catecismo INA 1.2.5.1 ).

En el camino a la respuesta

Señalando el camino a la respuesta: “Esto solo puede hacerse mediante la evaluación adecuada de los hallazgos bíblicos”, subrayó el Apóstol Mayor Schneider en su alocución por vídeo.

Y esto significa: No limitarse a escoger de la Biblia lo que a uno le conviene. Sino más bien, percibir las contradicciones, explorar los antecedentes, reconocer las conexiones. Esta serie se embarcará en ese viaje de descubrimiento a través de la historia de la creación, los Evangelios y las epístolas de los Apóstoles a partir del próximo episodio.


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Andreas Rother
10.11.2022
ministerio, declaraciones doctrinales